El régimen cubano vuelve a manipular al pueblo prometiendo que habrá menos apagones en el verano, alimentando la esperanza de un futuro mejor.
Sin embargo, la realidad diaria dicta otra cosa: un déficit eléctrico que supera los 1,600 megawatts (MW) en las horas pico nocturnas y cortes de luz prolongados y desiguales entre territorios.
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Según el periódico oficialista Granma, el régimen trabaja en una estrategia “gradual” para recuperar el sistema eléctrico, aunque los propios funcionarios del Ministerio de Energía y Minas (Minem) reconocen que, a corto plazo, los apagones no disminuirán.
La meta del régimen para el verano es reducir las afectaciones a un promedio de cuatro horas diarias por cliente, aumentando la generación en 13 GWh y controlando el crecimiento del consumo.
Sin embargo, los factores en contra no son pocos: la escasez de gas licuado de petróleo (GLP) obliga a muchos hogares a cocinar con electricidad, aumentando el consumo.
Según el portal vocero del régimen, cuando la luz regresa tras un apagón, la conexión simultánea de múltiples equipos genera un pico de corriente hasta 15 veces superior al consumo normal, lo que provoca el colapso de transformadores ya deteriorados por el sobreuso.
En un solo día reciente, colapsaron diez transformadores en La Habana, y en este sentido, Granma señaló como culpable hasta la importación de equipos.
Desde 2018 hasta 2024, la isla ha importado más de 17 millones de electrodomésticos, motorinas, refrigeradores y otros equipos que dependen de la electricidad.
Esto ha generado un aumento sostenido en la demanda que el sistema eléctrico no está en condiciones de sostener.
Por otra parte, las salidas programadas de unidades térmicas por mantenimiento y la carencia de combustible seguirán afectando el suministro.
Actualmente, la generación térmica instalada en el país asciende a 1,993 MW, pero se estima que en julio solo estarán disponibles 1,120 MW, aumentando ligeramente a 1,160 MW en agosto, datos oficiales que claramente hablan de una crisis energética.
Esta cifra está muy por debajo de la demanda nacional, que en la madrugada ya iguala la del día, superando los 3,000 MW, es decir, el sistema eléctrico cubano opera con menos de la mitad de lo que necesita.
El viceministro primero del Minem, Argelio Jesús Abad Vigoa, explicó que en la actualidad funcionan 15 unidades térmicas, pero algunas de las más importantes están fuera de servicio o requieren intervenciones urgentes.
Entre los planes inmediatos se encuentra la recuperación de Felton 2, Mariel 7, Nuevitas 4 y Renté 4, con una promesa de reincorporar 550 MW a la generación térmica.
En la CTE Carlos Manuel de Céspedes, en Cienfuegos, se acaba de finalizar un mantenimiento completo en la unidad 3, intervenida por primera vez en 14 años.
No obstante, siguen pendientes labores en la caldera, cuyo economizador lleva cinco décadas en funcionamiento y ha provocado recientes salidas de servicio por colapso de tubos.
Paralelamente, la unidad 4 de esa planta recibe mantenimiento capital, lo mismo que otras unidades en Mariel, Santa Cruz del Norte y Renté.
La Antonio Guiteras y Felton 1 también tendrán breves intervenciones antes del verano para minimizar riesgos de fallos, aunque la Guiteras deberá salir otra vez a fines de año para una reparación mayor.
El régimen insiste en destacar los avances en energía solar, aunque admite que no bastan. A pesar del proyecto para instalar 2,000 MW de energía fotovoltaica, una vez concluidos todos los parques solares previstos, su generación seguirá siendo menor que la capacidad térmica perdida desde 2019.
Se espera que para enero de 2026 estén sincronizados 51 parques solares, con una contribución total de 1,115 MW, pero esta cifra representa solo una fracción del total necesario.
A esto se suman las limitaciones técnicas: la energía solar es intermitente y no puede garantizar la estabilidad del sistema eléctrico, ni iniciar arranques en negro.
Para mitigar estas variaciones, se han contratado 200 MW de acumulación, que deberían llegar este mismo año, según otra promesa del régimen.
En cuanto a la generación distribuida, al cierre de abril el país contaba con 1,020 MW instalados, de los cuales unos 200 se han recuperado en lo que va de 2025.
No obstante, varios motores siguen fuera de servicio y el suministro de combustible sigue siendo un factor de riesgo constante, lo cual vaticina un negro futuro.
Energás Varadero, por ejemplo, tiene fuera de operación su máquina 3 de gas y la 4 de vapor, cuya reincorporación se espera para junio y julio, respectivamente.
Además, se desarrollan acciones en los pozos de gas de Boca de Jaruco para elevar la producción diaria a 2,3 millones de metros cúbicos y entregar 8,3 GWh al sistema.
La recuperación de Felton 2, una de las grandes apuestas del régimen, requerirá al menos dos años y medio de trabajo, con una inversión estimada en 70 millones de dólares.
Se están procesando vigas en Las Tunas y se gestiona la importación de recursos metálicos y agregados para completar la obra.
Mientras tanto, los cubanos siguen lidiando con apagones prolongados, desiguales entre provincias, y con una calidad de vida deteriorada por la inestabilidad del suministro.
Aunque el discurso oficial insiste en que se avanza en soluciones estructurales, lo cierto es que las cifras revelan una generación insuficiente, planes a mediano plazo que no resuelven el presente, y una población cada vez más escéptica ante promesas que se repiten todos los años.
Preguntas frecuentes sobre la crisis energética en Cuba
¿Cuál es la meta del régimen cubano para los apagones durante el verano de 2025?
El régimen cubano ha establecido como meta reducir los apagones a un promedio de cuatro horas diarias por cliente durante el verano de 2025. Esta meta se plantea en un contexto de déficit eléctrico y una estrategia que busca aumentar la generación en 13 GWh, aunque enfrenta múltiples desafíos como la escasez de gas licuado de petróleo y el deterioro de transformadores.
¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta el sistema eléctrico cubano?
El sistema eléctrico cubano enfrenta problemas de déficit de generación, deterioro de infraestructuras y falta de combustible. La generación térmica instalada está muy por debajo de la demanda nacional, y el país sufre por la falta de mantenimiento en las unidades térmicas, ausencia de piezas de repuesto y una caída en la producción nacional de crudo. Esto ha llevado a apagones prolongados e inestabilidad en el suministro eléctrico.
¿Qué papel juegan las energías renovables en la crisis energética de Cuba?
Las energías renovables, especialmente la solar, se han promovido como parte de la solución a la crisis energética en Cuba, pero su impacto es limitado. Aunque se planea la instalación de parques solares para generar 2,000 MW, su capacidad es intermitente y no puede garantizar la estabilidad del sistema eléctrico. Además, la falta de sistemas de almacenamiento reduce su efectividad durante los picos de demanda nocturnos.
¿Qué medidas está tomando el gobierno cubano para mejorar la situación energética?
El gobierno cubano está trabajando en la recuperación de unidades térmicas y la expansión de la energía solar. Se han planificado mantenimientos en varias plantas y la incorporación de parques solares. Sin embargo, estos planes no garantizan una solución inmediata a la crisis, ya que el sistema eléctrico sigue operando con menos de la mitad de la capacidad necesaria y con una infraestructura envejecida.
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