Régimen cubano disfraza como victoria el retraso de más de un mes en la sincronización de la termoeléctrica de Cienfuegos

La termoeléctrica cienfueguera fue sincronizada al Sistema Eléctrico Nacional tras un retraso significativo, evidenciando problemas de gestión y propaganda del régimen cubano frente a fallos energéticos.


La unidad 3 de la Central Termoeléctrica “Carlos Manuel de Céspedes” de Cienfuegos fue finalmente sincronizada al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) este viernes 2 de mayo, casi tres semanas después del plazo oficialmente comprometido por la Unión Eléctrica (UNE), que había anunciado la culminación de las reparaciones y su reincorporación para la primera quincena de abril.

Lejos de asumir el incumplimiento, el régimen cubano optó por envolver la demora en una narrativa de victoria técnica y esfuerzo colectivo, como parte de una estrategia de propaganda orientada a neutralizar la creciente percepción pública de ineficacia e improvisación.


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Captura de pantalla Facebook / UNE

Durante seis meses, la unidad 3 permaneció fuera de servicio debido a una avería ocurrida tras un apagón nacional. En enero, un incendio en las salas de mandos eléctrico de la planta agravó la situación, prolongando los trabajos de mantenimiento.

A comienzos de año, el director general de la planta, José Osvaldo González Rodríguez, declaró al periódico oficialista Granma que se trabajaba aún en la turbina del bloque 3. "Un trabajo muy complejo" y que "lleva tiempo", dijo el directivo, prometiendo que concluiría a mediados de febrero.

Finalmente, aseguró, su sincronización con el SEN estaba prevista para la primera quincena de abril, con sus 158 MW de potencia nominal.

A pesar de este historial de tropiezos, la reactivación de la planta ha sido presentada por medios oficiales y voceros del régimen como un “logro del colectivo obrero” y una “muestra de resistencia”, en un intento por borrar el fracaso en el cumplimiento del cronograma y las consecuencias concretas que ha tenido para la población, en particular en Cienfuegos, donde los apagones han sido continuos y prolongados durante meses.

Las imágenes transmitidas por el Noticiero Nacional de Televisión (NTV) mostraron un ambiente de euforia y fervor casi épico en la sala de control de la planta, mientras técnicos y operadores monitoreaban la carga de generación.

El discurso se centró en el “esfuerzo conjunto” de trabajadores de varias provincias, en “el sacrificio diario” y en la “victoria técnica” de alcanzar 80 megavatios aportados al SEN, con promesas de llegar a 120. Sin embargo, ni una palabra fue dicha sobre el retraso, el incendio, ni las condiciones materiales que impidieron cumplir los plazos anunciados.

Esta forma de comunicar responde a un patrón ya denunciado por medios independientes: transformar cada incumplimiento en un triunfo simbólico, evitando cualquier rendición de cuentas. Tal como documentó CiberCuba en otra reciente nota, se trata de una estrategia narrativa deliberada: aparentar solución para no reconocer el fracaso.

Resulta particularmente llamativa la comparación con el reciente apagón masivo en España y Portugal, donde el sistema eléctrico nacional quedó afectado durante varias horas y la restauración del servicio fue completada en menos de 24 horas.

En aquella ocasión, varias voces oficialistas cubanas se hicieron eco del evento europeo para justificar las fallas en Cuba, insinuando que los apagones eran un fenómeno global.

Sin embargo, lo que en España fue resuelto en un solo día, en Cuba tardó más de seis meses y aun así se incumplió el plazo previsto de reactivación por casi tres semanas, evidenciando no una situación comparable (una caída de todo un sistema frente a la avería de una unidad termoeléctrica), sino un abismo entre la eficiencia de gestión y la capacidad de respuesta.

El caso de la termoeléctrica de Cienfuegos no es un hecho aislado, sino parte de una política más amplia de encubrimiento del colapso estructural del sistema eléctrico cubano, que se sostiene a duras penas con parches, discursos de resistencia, propaganda y promesas que nunca se cumplen.

Mientras tanto, las causas reales de la crisis —la obsolescencia tecnológica, la mala planificación, la falta de inversión y la centralización improductiva del sector energético— se mantienen fuera del discurso oficial.

Los cubanos, sin embargo, viven otra realidad. Las cifras de generación no alcanzan para cubrir la demanda mínima y la programación de apagones es caótica. En este contexto, presentar como un hito el regreso de una unidad averiada, cuando debería haber estado activa semanas antes, solo subraya la desconexión entre el discurso del poder y la vida cotidiana de la población.

Más que una victoria técnica, la sincronización de la CTE de Cienfuegos representa una nueva evidencia del fracaso organizativo y operativo del régimen de Miguel Díaz-Canel, que ya no puede esconder, ni con discursos épicos ni con pirotecnia propagandística, la incapacidad del Estado para garantizar un servicio eléctrico básico y sostenido.

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Este artículo ha sido generado o editado con la ayuda de inteligencia artificial. Ha sido revisado por un periodista antes de su publicación.


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