La termoeléctrica ‘Carlos Manuel de Céspedes’ de Cienfuegos avanza lentamente en su recuperación tras meses de entrecortada actividad y, este viernes, técnicos de la planta anunciaron la superación de pruebas en las válvulas de seguridad del Bloque 3.
“Concluyen con éxito las pruebas en válvulas de seguridad del bloque 3 de la Empresa Termoeléctrica Cienfuegos... Solo resta el proceso de flushing de la turbina para iniciar el arranque del bloque”, indicó la empresa estatal en sus redes sociales.
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Acorde a la publicación, se elevó la presión de la caldera hasta provocar el disparo de las válvulas bajo supervisión técnica. Superada la prueba, los directivos de la planta anunciaron la siguiente etapa de recuperación, consistente en el proceso de "flushing": una maniobra técnica para limpiar los sistemas de tuberías y garantizar su operatividad antes de la sincronización al Sistema Eléctrico Nacional (SEN).
Ambas acciones, detalladas con énfasis en los canales oficiales, forman parte de una narrativa que pretende transmitir la impresión de avances controlados hacia la recuperación de la capacidad de generación eléctrica.
Mientras la crisis energética del país se profundiza, el régimen cubano despliega una estrategia comunicativa diseñada para aparentar transparencia y eficiencia.
Cronología de una crisis prolongada
El deterioro de la termoeléctrica de Cienfuegos no es nuevo. En agosto de 2024, el gobierno reconocía la necesidad de restablecer "poco a poco" la capacidad de generación de la planta, admitiendo ya entonces las limitaciones materiales y técnicas que arrastraba el sistema.
En octubre, se reportó una salida inesperada de la unidad del sistema eléctrico nacional, un incidente que recrudeció los apagones en todo el país. Un mes después, en noviembre, se anunció la solución de una avería en el Bloque 4, pero el restablecimiento pleno nunca se concretó.
Entrado el 2025, las autoridades prometieron que la planta estaría operativa en la primera quincena de abril, generando expectativas que serían truncadas el 16 de enero, cuando un incendio de gran magnitud afectó severamente el Bloque 4.
Pocos días más tarde, se confirmó que el siniestro había dejado daños graves, obligando a posponer nuevamente su reincorporación.
No obstante, en febrero, sin evidencias sólidas de recuperación, el gobierno de Miguel Díaz-Canel volvió a prometer una pronta reactivación, insistiendo en una narrativa de avances que contrastaba con la dura realidad de la crisis energética.
"Flushing": un nuevo capítulo en la estrategia de anuncios parciales
El reciente anuncio del inicio del "flushing" se enmarca en esta misma estrategia de comunicación fragmentada.
Este procedimiento, que consiste en la limpieza de los sistemas hidráulicos mediante la circulación de fluidos a alta presión, es una fase preparatoria técnica necesaria, pero no implica de inmediato la capacidad de generación efectiva.
Sin embargo, su divulgación pública fue presentada como un avance relevante, reforzando la impresión de que se trabaja activamente en la solución del problema.
Al igual que las pruebas de las válvulas de seguridad, el "flushing" fue anunciado en términos técnicos y minuciosos, como parte de una serie de etapas que, sumadas, pretenden transmitir la sensación de que el restablecimiento del bloque es inminente.
Información dosificada para aparentar control
El régimen cubano ha apostado a dosificar la información sobre la termoeléctrica de Cienfuegos, dividiendo cada etapa del proceso en múltiples anuncios: primero promesas de reparaciones, luego "superaciones de pruebas", ahora procedimientos técnicos intermedios.
En última instancia, esta táctica busca generar una percepción de evolución constante en la gestión de la crisis.
Mientras tanto, la realidad energética del país se agrava. La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) reportó este viernes un déficit de generación proyectado de 1,800 megavatios (MW) durante el pico de demanda vespertino. Para este sábado el estimado de apagones supera los 1,700 MW.
Además de los daños en la planta de Cienfuegos, persisten averías en las termoeléctricas de Mariel y Felton, mantenimientos programados en Santa Cruz y Renté, y serias limitaciones por falta de combustible que afectan a las centrales de generación distribuida y la planta fuel de Mariel.
Aunque ocho parques solares comenzaron a operar recientemente, su aporte de 986 MWh apenas logra aliviar mínimamente el severo desbalance estructural entre generación y consumo.
La recuperación parcial de la termoeléctrica de Cienfuegos, comunicada de forma dosificada y ceremonial, se convierte así en un reflejo claro de la estrategia del régimen: mostrar movimiento donde apenas hay avances reales, en un intento por sostener la narrativa oficial de progreso en medio de la prolongada crisis energética de la isla.
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