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Veinticinco años después de haber sido convertido en ícono político, Elián González, hoy con 31 años, volvió a los focos públicos, esta vez para rendir homenaje al hombre que —según sus propias palabras— lo salvó, lo formó, lo cuidó y, al parecer, también le mandaba los muñequitos por casetes: Fidel Castro.
La escena tuvo lugar en el Centro Fidel Castro Ruz, en el espacio "Con luz propia", donde Elián se presentó tomado de la mano de su pequeña hija, cerrando el círculo de un relato perfectamente hilado y casi surrealista.
Este caso evidencia que cuando se trata de propaganda fidelista, el régimen no escatima en iniciativas para rendir culto a quien supuestamente, se negó a tenerlos.
El niño que en 1999 protagonizó un drama internacional, que terminó con agentes federales sacándolo a punta de fusil de una casa en Miami, reaparece ahora como adulto agradecido, convertido en diputado y defensor de la narrativa revolucionaria, recordando —sin fisuras— la figura del Comandante como la de un abuelo tierno, un protector omnipresente y hasta un confidente.
En otras palabras, para Elián, Fidel era Dios en la tierra. A secas.
Quien una vez fue un niño símbolo evocó los gestos de Fidel con la dulzura de quien recuerda a un pariente cercano: el susurro afectuoso, los bombones con libros, las visitas a casa, los juegos interrumpidos por el líder que llegaba para preguntar por la merienda escolar…, toda una narrativa edulcorada propio de una maquinaria que sabe que cada vez hay menos símbolos en la nauseabunda “Revolución Cubana”.
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Durante su intervención, Elián agradeció no solo el regreso a su familia, sino el modo en que se gestionó su reingreso a Cuba: sin prensa, sin entrevistas, con el aula intacta, la misma maestra y los mismos compañeros.
Una puesta en escena de la normalidad, dirigida —según él— por la genialidad de Fidel. Que esa infancia protegida haya sido también una estrategia de control político, no figura en el guion, pero digamos que los recuerdos de su infancia (privilegiada al resguardo de Fidel) le han hecho olvidar que se convirtió en un estandarte de la caballería de Fidel.
El testimonio está plagado de anécdotas minuciosamente encajadas: Fidel esperando “con delicadeza” para conocerlo, obedeciendo a su hermanito cuando le ordenó “¡Firme!”, sentándose a almorzar con él mientras hablaban de proteínas en el potaje de frijoles, organizando clases de pintura y juegos de pelota según los gustos del niño.
Todo con la naturalidad de un abuelo en modo tiempo completo... que, casualmente, era también el líder dictador de un país.
La devoción –para no decir culto– no se detiene ahí. González ha comenzado a hablarle a su hija de cuatro años sobre Fidel como si se tratara de un abuelo real, algo que no es más que una réplica casera y hogareña de la maquinaria de adoctrinamiento del régimen.
“Cuando lo ve en una foto, ya lo reconoce”, dice con ternura. Aún no se atreve a contarle la historia completa —quizás por lo complejo o quizás por lo conveniente—, pero llegará el momento. De momento, le basta con sembrar la semilla del afecto incondicional, para que la idolatría al altar no muera.
En un país en crisis, donde la memoria oficial se sostiene con actos de culto más que con debate histórico, Elián representa la continuidad perfecta: el niño rescatado, convertido en adulto ejemplar dentro del molde ideológico, que rinde homenaje al líder eterno sin una grieta, sin una pregunta, sin una duda.
Porque si algo dejó claro su intervención, es que el compromiso no termina nunca: “Hasta el último momento —dijo— haré todo para cumplir con Fidel y con Cuba”.
Y con eso, quedó sellado otro capítulo de la narrativa revolucionaria: el del niño que un día fue símbolo… y decidió seguir siéndolo.
Preguntas frecuentes sobre Elián González y su homenaje a Fidel Castro
¿Por qué Elián González rinde homenaje a Fidel Castro?
Elián González considera a Fidel Castro como un salvador y figura paternal que lo protegió y formó durante su infancia. En su intervención, Elián expresó su gratitud hacia Castro por su regreso a Cuba y la vida que llevó bajo su protección. Esta postura refleja una narrativa alineada con la propaganda del régimen cubano.
¿Qué simboliza Elián González para el régimen cubano?
Elián González se ha convertido en un símbolo de la narrativa revolucionaria cubana. Representa un ejemplo de la continuidad ideológica que el régimen busca perpetuar. Su agradecimiento y devoción hacia Fidel Castro son utilizados como herramientas para reforzar el culto a la figura del líder fallecido y legitimar el poder del gobierno actual.
¿Cómo se vincula el homenaje de Elián González con la situación actual en Cuba?
El homenaje de Elián González se enmarca en una estrategia más amplia del régimen para mantener viva la figura de Fidel Castro en medio de una crisis económica severa en Cuba. Mientras el país enfrenta apagones, desabastecimiento y descontento social, el gobierno sigue invirtiendo en la propaganda para sostener su modelo ideológico, utilizando a personalidades como Elián González para reforzar su narrativa.
¿Cuál es el impacto de la figura de Fidel Castro en la política actual de Cuba?
Fidel Castro sigue siendo un pilar central en la propaganda del régimen cubano, utilizado para legitimar su continuidad y desviar la atención de los problemas actuales del país. A través de homenajes y la exaltación de su figura, el gobierno intenta mantener su poder y controlar la narrativa histórica, a pesar de las crecientes dificultades económicas y sociales que enfrenta la población cubana.
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