Donald Trump anunció este viernes, en el marco de una mesa redonda empresarial celebrada Emiratos Árabes Unidos, que pronto podría romper de forma anticipada la tregua comercial establecida hace poco más de un mes.
Trump advirtió que "en las próximas dos o tres semanas” la Casa Blanca comenzará a notificar oficialmente a los países afectados cuánto deberán pagar para comerciar con Estados Unidos, al margen de si han cerrado o no acuerdos bilaterales.
“Tenemos 150 países que quieren llegar a un acuerdo al mismo tiempo, pero no tenemos la capacidad de verlos a todos”, dijo Trump, reconociendo una limitación operativa que considera que lo obliga a tomar medidas unilaterales.
El presidente argumentó que su administración simplemente no cuenta con el personal suficiente ni con el tiempo necesario para negociar individualmente con todas las naciones afectadas por sus políticas arancelarias.
Este reconocimiento introduce un giro significativo en la narrativa que hasta ahora defendía: la de un país en posición de fuerza capaz de negociar condiciones favorables una a una.
Del "Día de la Liberación" a la amenaza del caos
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El origen de esta estrategia comercial se remonta al pasado 2 de abril, bautizado por Trump como el “Día de la Liberación”.
Ese día, la Casa Blanca anunció una ambiciosa política de “aranceles recíprocos”, dirigida a más de 150 socios comerciales, con la intención de reequilibrar la balanza comercial y proteger la industria estadounidense.
La medida incluía aranceles de hasta el 145% sobre determinados productos importados, afectando tanto a países con los que Estados Unidos mantiene un déficit comercial como a otros considerados estratégicamente relevantes.
Sin embargo, apenas una semana después, el 9 de abril, Trump suspendió temporalmente la aplicación de estos gravámenes durante 90 días, dando margen a que las naciones afectadas pudieran negociar nuevos acuerdos con su administración.
Se trataba de una tregua autoimpuesta que pretendía ser pragmática, pero que ahora parece estar llegando prematuramente a su fin.
El propio mandatario lo ha confirmado: “Supongo que podrían apelar la medida, pero en general creo que seremos muy justos”, dijo refiriéndose a los futuros aranceles, pero advirtiendo que el calendario de las negociaciones se acorta drásticamente.
Negociaciones desiguales y contradicciones internas
A pesar del tono firme del presidente, lo cierto es que las negociaciones avanzan de forma desigual.
Hasta el momento, solo el Reino Unido ha conseguido cerrar un acuerdo formal con Washington, y se trata de un pacto descrito por los analistas como "de mínimos".
Con China, el gran adversario comercial de Estados Unidos, se alcanzó un acuerdo temporal de reducción mutua de aranceles: del 145% al 30% por parte estadounidense, y del 125% al 10% por parte china, con una duración de 90 días.
En paralelo, Trump ha afirmado públicamente que tiene "muchos acuerdos en camino. Al final, solo estaremos firmando el resto”, y que “tenemos cuatro o cinco acuerdos más que llegarán de inmediato”.
Sin embargo, muchas de esas declaraciones no han sido respaldadas oficialmente.
Es el caso, por ejemplo, de un supuesto pacto con Vietnam, que nunca fue confirmado, o de una propuesta de India para eliminar aranceles que el gobierno de Nueva Delhi desmintió poco después.
Esta disonancia entre el discurso presidencial y los hechos concretos se agrava con sus propias declaraciones.
A finales de abril, Trump declaró a la revista Time que había "cerrado 200 acuerdos" que serían anunciados en cuestión de semanas.
Sin embargo, la afirmación de que su administración “no puede negociar con todos los países a la vez” contradice directamente esa cifra y revela un nivel de improvisación y sobrecarga logística que amenaza con desbordar los planes iniciales de la Casa Blanca.
Una nueva fase: Cartas como ultimátum
El nuevo rumbo anunciado por Trump se basa en notificaciones formales a través del Departamento del Tesoro y del Departamento de Comercio.
Serán el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, quienes firmarán las cartas que serán enviadas a los países afectados.
Estas misivas, según explicó el propio presidente, “básicamente dirán cuánto tendrán que pagar para hacer negocios en Estados Unidos”.
Se trataría, en efecto, de aranceles impuestos de forma unilateral, sin esperar el resultado de negociaciones.
Aunque Trump aseguró que estas medidas serían “muy justas”, no especificó cuáles serían los criterios utilizados para fijar los gravámenes, ni si existirá algún mecanismo de apelación o revisión.
Esta falta de transparencia y planificación clara ha incrementado la incertidumbre tanto entre los gobiernos extranjeros como en los mercados financieros, que habían mostrado una aparente calma durante el período de tregua.
El impacto interno: inflación, empresas y advertencias
Las consecuencias de esta estrategia no solo afectan a los socios comerciales de Estados Unidos, sino también a su propia economía interna.
Empresas como Walmart ya han anunciado que deberán subir los precios de diversos productos debido al aumento del coste de importación.
A esto se suma la preocupación de expertos económicos como Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, quien ha advertido sobre el riesgo de una espiral inflacionaria y una posible recesión si la política arancelaria no se modula.
El sector empresarial estadounidense se encuentra, por tanto, en un estado de incertidumbre creciente.
Si bien algunas industrias podrían verse beneficiadas por las barreras proteccionistas, muchas otras -especialmente aquellas que dependen de cadenas de suministro internacionales-podrían enfrentarse a aumentos de costes, escasez de productos y pérdida de competitividad.
Un rompecabezas geopolítico: prioridades y exclusiones
Según informes como el de The Guardian, la administración Trump estaría dando prioridad a las negociaciones con países asiáticos, situando a Corea del Sur en lo más alto de la lista.
También se mantiene abierta la vía con la Unión Europea, Japón, e incluso India, pese a los recientes desencuentros.
Cabe destacar que Rusia ha sido excluida de estas negociaciones, una decisión llamativa dada la amplitud del paquete de medidas.
China, por su parte, no fue incluida en la tregua inicial del 9 de abril, aunque sí en el acuerdo posterior de suspensión mutua de aranceles.
En las próximas semanas, el escenario comercial internacional podría transformarse radicalmente. Las cartas están por enviarse, los plazos se agotan y el mundo entero aguarda el desenlace de una tregua que parece estar al borde del colapso.
Preguntas frecuentes sobre la política de aranceles de Trump
¿Por qué Donald Trump amenaza con romper la tregua comercial?
Donald Trump considera que su administración no tiene suficiente personal ni tiempo para negociar con todas las naciones afectadas. Esto lo ha llevado a contemplar la posibilidad de imponer aranceles unilaterales sin esperar acuerdos bilaterales. Trump sostiene que hay limitaciones operativas que lo obligan a tomar medidas unilaterales para proteger la industria estadounidense y reequilibrar la balanza comercial.
¿Cómo afecta la política de aranceles de Trump a las empresas estadounidenses?
Las empresas estadounidenses, especialmente las que dependen de cadenas de suministro internacionales, podrían enfrentarse a aumentos de costes, escasez de productos y pérdida de competitividad. La política de aranceles puede incrementar los precios de importación, lo que llevaría a un aumento en los precios al consumidor e incluso a una posible recesión si no se modula adecuadamente.
¿Qué países han logrado acuerdos comerciales con Estados Unidos bajo la administración de Trump?
Hasta el momento, solo el Reino Unido ha conseguido cerrar un acuerdo formal con Estados Unidos. Este acuerdo ha sido descrito como "de mínimos" por los analistas. Con China, se alcanzó un acuerdo temporal de reducción mutua de aranceles, pero muchos otros acuerdos mencionados por Trump no han sido oficialmente confirmados.
¿Qué medidas planea implementar Trump respecto a los aranceles en el futuro cercano?
Trump planea enviar cartas a los países afectados notificándoles cuánto deberán pagar para comerciar con Estados Unidos. Estas notificaciones serán firmadas por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick. La administración de Trump pretende imponer aranceles unilaterales sin esperar el resultado de negociaciones.
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