El gobierno de Estados Unidos mantiene un despliegue militar sin precedentes en su frontera sur con México, bajo las órdenes del presidente Donald Trump.
Desde el inicio de su mandato, el republicano firmó una orden ejecutiva que redefine la política de seguridad nacional. Su objetivo es frenar la inmigración ilegal y el narcotráfico, considerados como amenazas directas a la soberanía del país.
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El 2 de mayo se conformó una nueva Área de Defensa Nacional (NDA, por sus siglas en inglés) en Texas.
"El NDA de El Paso ahora forma parte de la base militar de Fort Bliss. Las tropas del Joint Task Force–South Border (JointTFSB), bajo el mando del United States Northern Command (USNORTHCOM), operarán con las mismas autoridades y tareas que en el NDA de Nuevo México, conforme a la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA)", señaló el ejército estadounidense en X.
En total hay más de 9.000 soldados movilizados en la frontera. Cuentan con vehículos blindados, helicópteros de combate y dos destructores navales con experiencia en operaciones internacionales.
Este amplio despliegue de fuerzas convierte el control fronterizo en una prioridad militar, ampliando el rol de las Fuerzas Armadas (FFAA) en territorio nacional.
VOZ detalló que el despliegue incluye una Brigada de Combate equipada con vehículos Stryker, helicópteros UH-60 Black Hawk y CH-47 Chinook, así como el patrullaje marítimo de los destructores USS Spruance y USS Gravely, asignados a vigilar las costas del Pacífico y el Golfo de México.
La Guardia Costera también participa en labores de intercepción de cruces ilegales por vía marítima.
El mayor Wes Shinego, vocero del Ejército estadounidense, dijo que se trata del inicio de una “campaña multifrente” que combina presencia física, decisiones ejecutivas y cooperación internacional.
En las primeras 36 horas de mandato de Trump se movilizaron a la frontera 1.500 soldados activos que se sumaron a los 2.500 reservistas ya desplegados. En marzo la cifra ascendió a 9.000 efectivos. Es el dato más alto desde la década de 1990.
México, por su parte, ha movilizado 10.000 soldados en su territorio fronterizo como parte de un acuerdo bilateral. Esta cooperación refuerza un cerco sin precedentes contra el tráfico de personas, armas y drogas.
Este despliegue marca un punto de inflexión en la seguridad de Estados Unidos, al convertir la frontera en un frente activo de defensa nacional.
Preguntas frecuentes sobre el despliegue militar en la frontera entre EE.UU. y México
¿Por qué ha desplegado Estados Unidos 9,000 soldados en la frontera con México?
El presidente Donald Trump ordenó el despliegue de más de 9,000 soldados en la frontera sur de Estados Unidos con México con el objetivo de frenar la inmigración ilegal y el narcotráfico, considerados amenazas directas a la soberanía del país. Este despliegue incluye vehículos blindados, helicópteros de combate y destructores navales, y marca un cambio en la política de seguridad nacional al convertir el control fronterizo en una prioridad militar.
¿Cómo ha respondido México al despliegue militar de EE.UU. en la frontera?
México ha respondido al despliegue militar de Estados Unidos con el envío de 10,000 soldados a su propia frontera norte como parte de un acuerdo bilateral con EE.UU. Este movimiento busca frenar la migración irregular y el tráfico de personas y drogas, en un esfuerzo coordinado con el gobierno de Trump para reforzar la seguridad en la región.
¿Qué impacto ha tenido el despliegue militar en la inmigración ilegal en la frontera sur de EE.UU.?
El despliegue militar en la frontera sur de Estados Unidos ha resultado en una reducción significativa de los cruces ilegales, con cifras oficiales del CBP mostrando una caída histórica en el número de cruces. En marzo, se registraron solo 7,180 cruces ilegales, muy por debajo del promedio mensual de 155,000 durante los últimos cuatro años, lo que Trump ha calificado como un logro en la seguridad fronteriza.
¿Qué controversias han surgido por el uso de militares en la frontera de EE.UU. y México?
El uso de militares en la frontera ha generado controversias, ya que sectores críticos consideran que esta medida militariza una zona tradicionalmente manejada por autoridades civiles. Además, organizaciones de derechos humanos han expresado preocupaciones sobre posibles violaciones a los derechos de los inmigrantes y las tensiones diplomáticas que podrían surgir con países de América Latina.
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