Caperuzas, cámaras y fibra óptica: El sistema de seguridad de la UNE contra robos de aceite de transformador

El régimen cubano prioriza medidas de seguridad para prevenir robos de aceite en transformadores, mientras ignora problemas estructurales del sistema eléctrico nacional.


En una nueva muestra de las prioridades erráticas del gobierno cubano, el director de la Unión Eléctrica de Cuba (UNE), Alfredo López Valdés, apareció en la Televisión Nacional para explicar un insólito plan de seguridad destinado a evitar el robo de aceite dieléctrico en los transformadores eléctricos.

En el programa Hacemos Cuba, conducido por el vocero oficialista Humberto López, el directivo detalló medidas como la instalación de cámaras de vigilancia, el uso de fibra óptica para la transmisión en tiempo real de imágenes y la colocación de "caperuzas metálicas" en las válvulas de los transformadores para impedir la extracción del aceite.


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Mientras los cubanos sufren apagones constantes y el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) se encuentra en estado crítico, con termoeléctricas fuera de servicio y un déficit energético que afecta la vida cotidiana y la economía del país, la UNE parece más preocupada en proteger sus equipos de robos menores que en implementar un plan de inversiones serio para estabilizar la generación de electricidad.

La comparecencia de López Valdés generó indignación en la población, que no tardó en cuestionar en redes sociales el absurdo de dedicar recursos a sistemas de seguridad sofisticados para infraestructuras menores del SEN cuando las plantas eléctricas colapsan por falta de mantenimiento y piezas de repuesto.

El propio directivo admitió la fragilidad del sistema eléctrico, pero en lugar de anunciar soluciones concretas para mejorar la infraestructura, centró su discurso en explicar cómo funcionarán las "caperuzas metálicas" para dificultar el acceso al aceite de los transformadores.

"Ahora no solo vamos a poner una caperuza en la válvula, sino que además instalaremos cámaras, algunas visibles y otras no visibles, para vigilar los transformadores en tiempo real mediante fibra óptica", explicó López Valdés, ante la atenta mirada del presentador y de los otros invitados, la fiscal jefa provincial de Mayabeque, Lourdes Pedroso Parés, y el capitán Roberto Batista Fernández, primer instructor de la Dirección General de Investigación Criminal del ministerio del Interior MININT.

Ante la insistencia del vocero del régimen, el funcionario subrayó la advertencia: “Vamos a poner cámaras. La cámara puede estar expuesta o no, puede que se vea, o no se vea… pero va a ver cámaras”, indicó en tono de velada amenaza.

En muchos lugares que tenemos fibra óptica en las subestaciones, vamos a estar transmitiendo continuamente la información que da la cámara a un centro, o sea que, van a estar viendo a tiempo real, en el instante… Y vamos a crear un mecanismo para que, de forma rápida, pueda haber gente que acceda allí a esa hora”, añadió el dirigente.

Las decisiones de la empresa estatal dejaron en evidencia una contradicción flagrante en la administración de la crisis energética del país: en lugar de concentrarse en solucionar los problemas estructurales de generación y distribución eléctrica, la UNE está priorizando un sistema de vigilancia que, aunque pueda reducir los robos de aceite dieléctrico, no resolverá el colapso energético que sufren los cubanos.

La intervención televisiva de López Valdés parece formar parte de la estrategia gubernamental para desviar la atención de la ineficiencia estatal en la gestión del SEN. Mientras la UNE se preocupa por caperuzas y cámaras de vigilancia, los ciudadanos continúan enfrentando apagones prolongados, sin perspectivas reales de una mejora en el suministro eléctrico.

Una estrategia de manipulación mediática

La intervención de Alfredo López Valdés forma parte de una estrategia más amplia de manipulación mediática orquestada por el régimen cubano para desviar la atención de la crisis energética.

Días antes de su comparecencia, el vocero oficialista Humberto López preparó el terreno con una publicación en sus redes sociales en la que trató de desviar la responsabilidad del gobierno sobre los apagones, justificando la situación con argumentos de sabotaje y robo de materiales esenciales para la producción energética.

En su avance del programa emitido, el presentador oficialista insistió en que los problemas del sistema eléctrico son producto de acciones de vandalismo, omitiendo el deterioro acumulado por años de falta de inversiones y corrupción dentro del sector energético estatal.

Desde hace meses, la crisis energética en Cuba ha alcanzado niveles críticos, con apagones prolongados que afectan tanto a la población como a sectores clave de la economía.

La obsolescencia de las termoeléctricas, la falta de combustible y la corrupción administrativa han sido señaladas por expertos como las verdaderas causas del colapso del SEN. Sin embargo, el gobierno prefiere enfocar su narrativa en la existencia de "saboteadores" para justificar su incapacidad de gestionar la crisis.

El despliegue de medidas como la instalación de cámaras y caperuzas metálicas, lejos de resolver la raíz del problema, refuerza la idea de que el gobierno cubano opta por estrategias cosméticas y mediáticas en lugar de implementar soluciones reales para mejorar la generación y distribución de electricidad en el país.

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